domingo, 21 de agosto de 2011

A la espalda del clásico Parte II

Ya han pasado cuatro días desde el gran espectáculo que nos ofrecieron Barcelona y Real Madrid en la final de la supercopa. La gente ya apenas habla del debut de Cesc Fábregas en el fútbol español, de los goles de Messi o de las paradas de Casillas.

Sin embargo la despreciable acción del José Mourinho, al meterle el dedo en el ojo al segundo de a bordo del Barcelona Tito Vilanova, sigue copando las portadas de nuestros tabloides deportivos.

Este “gesto” del entrenador del Madrid me ha traído a la memoria otra acción que aconteció, no hace mucho tiempo, con otro entrenador del equipo merengue, Fabio Capello.

Corría Enero de 2007 y las aguas no bajaban calmadas en la casa blanca. El Madrid se encontraba a 5 puntos del Barcelona y el cuerpo técnico había decidido excluir del equipo a la estrella David Beckham. La situación era, cuanto menos, difícil.
Al acabar el partido contra el Real Zaragoza, con victoria blanca por 1-0, el entrenador dedicó un corte de manga a dos individuos situados detrás del banquillo blanco.

Nada más empezar la rueda de prensa el actual seleccionador inglés, pidió disculpas a todos los aficionados y trabajadores del Real Madrid, incidiendo en que esas acciones no eran propias de un entrenador de un club con la categoría del blanco. Para posteriormente explicar el porqué de su reacción, en todo caso, repetía, injustificada.



No tardaron en lloverle las críticas al entrenador italiano. Numerosas eran las voces que pedían su cabeza y los medios que exigían su dimisión, medios que por otro lado nunca habían aceptado a Capello como entrenador blanco y que vieron en esa “peineta” la oportunidad para hundirle.

La acción de Mourinho, en mi opinión mucho más grave que la del ex jugador italiano, ha quedado impune. El árbitro no lo recogió en el acta, al igual que ocurriera en 2007, y el equipo blanco, al igual que la prensa, se escuda en eso. Los medios nacionales, ardientes fans del actual entrenador blanco, llegaron incluso a defenderlo y como denuncia se limitaron a poner encuestas sobre si el portugués debía o no disculparse. Por supuesto la palabra dimisión no apareció por ningún lado.

No hemos cambiado tanto en cuatro años. No es que ahora en España la gente levante más la mano o que tengamos un baremo distinto para medir este tipo de gestos. Simplemente Mourinho tiene unos amigos muy poderosos, la prensa deportiva en particular y los medios en general. Con ello consigue, irónicamente, una defensa mucho más poderosa que la que tenía el técnico italiano. Demostrando una vez más el poder de los medios. Si gozas de su simpatía juegas con una defensa de seis.

Pero hay motivos para la esperanza. Con los modales por delante (pidió perdón nada más empezar la entrevista pos partido); rectificando, que es de sabios, (introdujo de nuevo a Cassano y a Beckham en el equipo) y aislándose de la prensa, Fabio Capello consiguió ganar con el Real Madrid una de las ligas más emocionantes que se recuerdan.



Capello sin la prensa obtuvo una liga; Mourinho, con ella, un gift animado.

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