jueves, 18 de agosto de 2011

A la espalda del clásico Parte I

Ciento ochenta minutos de puro fútbol, así se podría resumir la final de la supercopa de España. Dos equipos luchando de poder a poder para levantar una copa. Todo lo que pasó en el terreno de juego se puede resumir en una palabra, fútbol.

Pero, lamentablemente, parece que en España ya no nos vale con el fútbol. No nos sacia el espectáculo de once contra once, de introducir el balón en la portería contraria. Queremos más. Los noventa minutos se nos hacen poco, queremos cámaras en los túneles de vestuarios, ver las ruedas de prensa, saber qué pasa en los vestuarios, queremos hacer del fútbol un "todavía más". Sin embargo nos olvidamos de que la grandeza del deporte rey recala, en parte, en su simpleza, de que si seguimos por estos derroteros acabará sucediendo algo que parecía impensable, conseguiremos matar al fútbol. Y como siempre el arma más peligrosa no es otra que la prensa.

Probablemente estamos hablando de que la eliminatoria de ayer fue una de las mejores que se recuerda. Esperábamos con ansia el análisis de los expertos, las reacciones de los protagonistas, las bromas de los ganadores, las excusas de los perdedores. Esperábamos, en una palabra, fútbol. Pero se nos dio otra cosa.

No es admisible que tras acabar el partido ya hubiera, en los principales periódicos deportivos del país, una retahíla de videos de patadas, agresiones, gestos obscenos y demás; pero sin embargo tuviéramos que esperar horas para tener el resumen del partido, ocasiones, regates, goles… fútbol. Tampoco podemos tolerar que mientras se estaba jugando el partido, la televisión pública de este país se dedicase a repetir las faltas, o enseñarnos las muecas de cualquiera de los entrenadores.

La prensa se defiende de estas críticas afirmando que está ofreciendo a la sociedad, lo que la sociedad le demanda. Pero yo creo que no vivimos en un país dónde se prefiera ver los videos de ruedas de prensa a los de mejores goles, o los de patadas más duras a los de regates más espectaculares. Al menos eso es lo que pienso yo, que prefiero jugar al balón con mis amigos a ver las ruedas de prensa del Madrid Barça y, la verdad, me siento muy orgulloso de ello, porque eso quiere decir que prefiero el fútbol.





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